Tengo celos del tiempo que no he estado contigo. De cuando te soñaba sin saber que existías. Y no podía dormir.
Tengo celos del beso que no pude darte. Aquel primer beso que me enseñó a imaginarte en las sombras de un bosque donde solo las olas del mar me acompañaban.
Tengo celos de tu piel, que ha podido rozarte desde todos los tiempos.
Del color de tus ojos que miraban sin verme.
Tengo celos de las horas perdidas sin tu voz, mientras en mis oídos solo sonaban voces desesperadas.
Y ahora que respiras a mi lado, tengo celos de mi misma por sentirte entero, por sentirme entera.