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Soy una perra mestiza. No creo en las razas, si en las especies. Y en las especias...porque yo soy especial.

sábado, 25 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

Polo Ralph Laura



Como perra vuestra que soy os debo una explicación, y yo os la voy a dar: (sirva esto como mi pequeño homenaje a Berlanga)
Vivo en un lugar al que llaman ciudad. Es tan grande que sí se puede denominar así, además, cuenta con todos los incovenientes de las grandes ciudades: hay mucho ruido, un tráfico horroroso, las cuentas hablan de muchísimas personas en paro, es decir, sin trabajo... pero yo no me lo creo porque cuando hacen manifestaciones para pedir empleo solo van cuatro gatos con pancartas armando jaleo por las calles, que digo yo, que si de verdad las cifras fueran las correctas era para que salieran todos a las calles en una sola voz, pero no, aquí solo se manifiestan cuando hay una procesión. A mi, personalmente, mejor dicho, perrunamente, no me gustan las procesiones porque los tambores, al igual que los truenos de las tormentas, me asustan una barbaridad y tampoco soy amiga de las aglomeraciones.
Curiosamente, esta "gran ciudad" también se parece mucho a un pueblo pequeño, y es que todo el mundo se conoce, una no puede ir de incognita a ninguna parte, no hay apenas actividades culturales y las que hay se reducen a unas cuantas exposiones en locales privados, un teatro, eso si, maravilloso, que se esfuerza en programar espectáculos de nivel y para de contar porque lo que llaman "cultura" es lo que yo llamo tradiciones. En este lugar remoto, antaño famoso por sus vinos y caballos, se pretende seguir anclados en un pasado decimonónico que aburre a las ovejas y si no sales en la foto, no eres nadie. Eso si, para salir en la foto has de cumplir una serie de requisitos por aquello de que una imagen vale más que mil palabras y aquí la imagen se cuida muchísimo. O mejor dicho, si no das la imagen que se quiere, no cuentas.
Dicen que son europeos porque han "¿puesto?" un carril-bici, pero las que cedió el Ayuntamiento duraron nada y menos ¿qué pasó con esas bicicletas? ahora lo que queda es el recuerdo, cual monumento a la bici desconocida, de los aparcamientos que se instalaron en distintos puntos de la localidad que, entre otras cosas, sirven para que mis congéneres los perros, los marquemos para señalar nuestro territorio.
Ahora llega la Navidad y por unos días se olvidan de todo, es curioso, no les gusta la lluvia, pero en un día como hoy que caen chuzos de punta y hay un tormentón del quince, el personal se va de zambombas, véase cantar villancicos, beber, comer pestiños y todas esas cosas de las fechas. No está mal, hay que divertirse por muy malos tiempos que corran y si, además, dan el vino y los pestiños gratis, ni cien mil palabras más... También ocurre que, de repente, como que se les ablanda el corazón y se vuelven más solidarios que nadie, todo son actos benéficos, rifas, mercadillos y venta de calendarios, hasta los rumanos que pululan por el centro se han apuntado al carro de los almanáques con las imágenes de todos los santos del mundo... el resto del año ahí te pudras que ni la lastimera letanía de la mujer tullida al lado del Gallo Azúl repitiendo "señooora, señooora" les conmueve lo más mínimo.
En este lugar, si vistes informal, o sin nada, como voy yo, a pelo, de nada sirve que digas que te has apuntado a la moda del "low cost", ni te miran... es por eso que he decidido que, para una vez que me explayo, vestirme de Ralph Polo, o mejor dicho de Polo Ralph Laura...
(¿continuará?)
P.D.- Ni entro, ni salgo en las reivindicaciones de los controladores aéreos, pero desde mi perruna opinión, han demostrado que la unión hace la fuerza... que tomen nota los que se hacen llamar sindicalistas (¡Guau, lo que he dichooooo!)