
... yo creo que tó los males que tengo no son del embarazo, la pesadez o la almorranilla que le ha dado por asomarse...no, yo tó lo que tengo es el cabreo de las medidas de Zapatero... a mi me quitan el cinco por ciento pero lo que más me ha jodido es que se lo quiten a mi padre de la pensión después de toda su vida trabajando como un desgraciao... es que me indigna...
me indigna ver luego tanta "clase" política sin clase, llevándoselo calentito... esa casa Real diciendo que qué buena es la Seguridad Social estando en un ala privada del hospital, sin sala de espera, sin restricción de visitas, sin tener que compartir habitación con nadie... que no me imagino yo a la reina durmiendo en el sillón reclinable de al lado...y eso si, ahora recuperándose en una clínica privada..no vaya a ser que el miércoles, el hombre, no pueda sostener la Copa del Rey de fútbol...que estaría bien que se la llevara el Atlético de Madrid por aquello de fortalecer los corazones de tanta afición acostumbrada a sufrir con su equipo y que de tanto en cuanto le regala alegrías como la UEFA o esta de Su Majestad...
Y, oh bendito sielo, menos mal que en dos días tenemos el Mundial de Sudáfrica y se nos olvidan los recortes, que tengo unas ganas ya de ver a los equipos de negritos que se meten en cuartos, como Camerún, con jugadores no profesionales...o esa "roja" tan nuestra que nos va a hacer vibrar como en la eurocopa...dios... si es que no sé por qué me pierde el desánimo de un cinco por ciento ¿qué es un cinco por ciento frente a once jugadores dejándose las pelotas por una pelota?
No tengo remedio, creo que voy a tener que volver a las pastillas que me recetó el psiquiatra, entonces pensaba que ser de izquierdas era tener conciencia social, era considerar que quien más tiene es quien más tiene que aportar para el desarrollo de una nación. Pensaba que las ideas se podían hacer realidad a través del esfuerzo y el trabajo conjunto. Que una vida de cotizaciones e impuestos daba para una vejez en paz. Que nuestros representantes políticos estaban ahí porque los habíamos elegido nosotros para que velaran por nuestros intereses.
Ahora, sin pastillas, con dos hijos adolescentes que no saben si estudiar una carrera universitaria, otra hija en camino y un marido en paro sin cobrar el desempleo, pienso que qué es un cinco por ciento si con ello voy a solucionar toda una crisis nacional. Una crisis de banqueros a los que nuestro gobierno regaló cuarenta mil millones de euros para poder seguir navegando en sus yates.
Una larga fila de asesores, una larga fila de "gurteles" consentidos, una larga fila de cabezas agachadas ante un señorito que ahora llamamos concejal, senador o diputado...
No, definitivamente creo que me vuelvo a las pastillas, a las del psiquiatra y a las que venden de extraperlo a las puertas de los afterhours, por apuntalar de nuevo mis ideas, digo yo o, cuando menos, pegarme un viajecito al País de las Maravillas a ver si, por casualidad, me encuentro con la Reina de Corazones y consigo por fin "que le corten la cabeza".
Panem et circus. Dixit.