Era tan fácil. Tan sencillo que se hacía complicado.
Una mirada sin palabras. Una sonrisa sin despegar los labios. Un abrazo con brazos. Una caricia de dedos trenzados. Entre las sienes y la nuca.
Lamento cada uno de los besos que no te di.
Cada vez que esquivé tus ojos para que no me descubrieras.
Cada tono de voz que maticé para que no me identificaras. Para que no te enteraras.
Cada vez que sonreí cuando quise llorar. Cada vez que lloré cuando quise encontrarme recostada en el hueco de tu hombro.
Era tan fácil…
Hubiera sido tan fácil…