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Soy una perra mestiza. No creo en las razas, si en las especies. Y en las especias...porque yo soy especial.

martes, 12 de enero de 2010

El lavavajillas



Mi padre ha descubierto el lavavajillas a los setenta y tres años de edad. No, no es que no supiera hasta ahora lo que era un lavavajillas, quiero decir en su casa, en su vida cotidiana.
Como quiera que mi madre disfruta de las reformas del hogar más que si se tomara un bombón de chocolate, la última le ha llegado a la cocina y con ella, la llegada de ese electrodoméstico que se encarga de lavar los platos.
Hasta la fecha era mi padre el encargado de tales menesteres. Desde que se jubilaron. Desde que ni mi hermano ni yo vivimos con ellos, decían, que para cuatro platos que ensuciaban.
Mi padre pertenece a esa generación de lo manual. Donde un coche de carreras era una piedra bien pulida que adelantara a las otras en una batida. Un carro, una caja de zapatos, cuando había zapatos, atada a una guita. Los deportes no se llamaban deportes, pero nadaban en el río sin ropa o saltaban a la cuerda. Un libro era el mejor amigo y pasaba de mano en mano impregnándose de sueños de niños de distintas edades.
Cuando llegó el lavavajillas y los técnicos se lo instalaron, se colocó sus gafas de cerca sobre la nariz y se aprendió minuciosamente las instrucciones.
Da gusto mirarle cuando coloca la vajilla en sus compartimentos correspondientes. Se queda como ajeno al resto del mundo que le rodea, en una especie de nirvana que solo él comprende, mientras silba una cancioncilla sin melodía, como si de una letanía se tratase para llegar a la concentración suprema. Sus manos regordetas y bonitas, se afanan en que todo quede en perfecto equilibrio. Observa su obra y, ajustándose de nuevo las gafas, cierra la portezuela y elige el programa de lavado. Después se queda unos minutos pensativo, pendiente de la lucecita que indica que el aparato está realizando su trabajo. Luego nos mira con una sonrisita pícara y exclama: es bueno esto. Y no hace ni ruido.

Y se olvida satisfecho recostado en su sillón mientras hila un sueñecito que le mantiene intacta la sonrisa.
Mi padre, cada día descubre algo nuevo.
Mi padre puede dormir tranquilamente cuanto le plazca.

20 comentarios:

marfer dijo...

jajjajajaj. ¡Olvidate ya con esta de pasar por casa de tus padres!
Me estoy viendo la escena, es que Don Luis e mucho D. Luis, y que joven se le ve, le ha sentado bien ese viajecito que han hecho en otoño, jjej. Un saludo BICASOS

Laura dijo...

Marfer, Don Luis, como bien dices, es lo más grande que ha parío madre....jajaja

Arantza G. dijo...

Que guapo caballero.
Con el deber cumplido, se merece una siestecita. Faltaría más
Un beso grandote

Laura dijo...

Arantza, su belleza está dentro...

capitanlio dijo...

JAjaja con tu publicacion han llegado a mi recuerdos de mi niñez,que aunque no halla pasado mucho, Recuerdo como mi abuelo me hacia una especie de pelota con hojas de platanera (que en mi pueblo había muchas) y jajaja solo duraba un pisco pero corriendo estaba el allí para subsanar ese problema el abuelo.Olé por los abuelos ingenieros de lavavajillas y pelotas caseras

Maripaz dijo...

Laura, su mirada está llena de una ternura especial...

Un placer haberle conocido.

Que bien lo has descrito!!

Besos

Laura dijo...

Capitanlio, es que están hechos de un material especial, ellos no tenían problemas, los solucionaban...
Me alegro por tu abuelo y por ti si he conseguido recordártelo.

Laura dijo...

Mari Paz, gracias bonita.

Mónica dijo...

Hola Laura! me ha gustado mucho leer este post sobre tu padre en un gesto cotidiano y a la vez descubriendo detalles. Un abrazo
me gustan las personas que silban.

~ R ~ dijo...

¿Fantástico verdad, mi Señora?,... se puede ser feliz con los pequeños gestos cotidianos,... la labor bien hecha,... con la conciencia tranquila,... rodeado de la gente que te quiere,... y del lavavajillas.

Expresiones ahora a por la lavadora varias.

Alfonso Saborido dijo...

Si yo pusiera un lavavajillas en mi cocina, tendría que cocinar en el balcón jj, es tan chica que no cabe ná, pero asumo lo mismo con la lavadora. Gran invento. Como la penicilina o el teléfono.
Las personas mayores saben mucho, y yo admiro a las que asumen las nuevas tecnologías.
Y sobre todo admiro la tranquilidad. Dices que tu padre puede dormir tranquilo. Eso es porque ya ha aprobado la vida. No se tiene que examinar más. Tiene el título de ser humano.
Mi padre se sienta en su butaca. A veces triste, ya sabes por qué. Pero coge su revista de sopa de letras. Y hacer sopas. Mira de reojo las revistas de sudoku que le he dejado, pero no las coge.
Ahora, tranquila, que las cogerá :)

Laura dijo...

Mi Capitán, diga usted que si...

Laura dijo...

Alfonso, qué razón tienes: EL TÍTULO DE SER HUMANO.
Me encanta.

Unknown dijo...

no sabes la alegria que me ha dado de verle y que este tan feliz. besos para toda la familia

Laura dijo...

Galvezmila, ¿a que está guapo?

Unknown dijo...

esta genial, es que hace mucho que no los veo, pero se le ve estupendo, me alegro muchisimo

Anónimo dijo...

Nunca es tarde para aprender lo nuevo.

Un placer leerte.
Saludos.

Laura dijo...

Salvador, lo mismo digo, un placer encontrarte y que me hayas visitado.

Anónimo dijo...
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Laura dijo...

A mi también... y mucho.