
Una perra es una perra y por muy tarde que se levante, no tiene nada que ver con los humanos. Les quiere, les hace carantoñas, juega con ellos, pero de ahí a que los entiendan va un trecho importante. Al menos yo con mi madre humana compruebo que tiene cosas dignas de ser contadas. Me dice que lleva una vida muy sedentaria, que está echando una barriga que bien parece un embarazo imaginario. Yo no la entiendo, las perras no somos así. Para empezar no me miro en el espejo, la última vez que lo hice me pasé lamiendo el cristal unos cuantos minutos y la idiota perra de enfrente hacía lo mismo que yo. Le gruñí y me gruñó. Era un soberano aburrimiento. Mi madre humana, sin embargo, se planta delante y comienza a hacer posturitas a la vez que comenta cada movimiento. De frente, uy, parezco María del Monte. De perfil, ¡ala, ya solo me falta viajar con la selección española de futbol porque es que soy Manolo el del Bombo! Tengo que hacer algo- me dice- pero luego se pone tibia a galletas filipinos o leche condensada. Tú misma, le digo yo, pero no.
Ayer se vistió de chándal. Sus deportivas, su sudadera, su cinta en el pelo para que no le molestaran los rizos en los ojos. En mi esquina del sofá la miraba más decidida que nunca, no le faltaba un perejil, incluso llevaba eso que llaman mp3 con sus casquitos en la oreja, en las orejas quiero decir. Bruno pasó de ella, sabe que su voluntad se quiebra cada vez que piensa o habla de deporte, no lo ve ni por la tele porque se cansa. Aún así la escuché, merecía una oportunidad.
“Querida Laura, como quiera que veo como mis grasas se acumulan cada vez más en mi barriga, he decidido, en un arranque de voluntad, que voy a volver al gimnasio.
Pero me da pereza. Con la tarde tan bonita que hace. Meterme allí, aquello tan cerrado, esa música tan fuerte, chimpúm, chimpúm. No, mejor me voy con la bicicleta al aire libre.”
Y se marchó. Iba contenta, así que supuse que esta vez funcionaría. Me eché a dormir un rato.
Al volver me contó su odisea:
“Cogí por la Avenida( en Jerez, aunque hay otras, esa es la Avenida, como si fuera la única) con la sana intención de ir por el carril bici ¿carril bici? ¿eso qué é? como quiera que intuía alguna que otra línea amarilla iba sobre ella, igual que Milikito siguiendo la raya blanca, pero en amarilla.
Mientras, iba esquivando señoras que no entendían de colores, niños que hacían zig-zag entre las piernas de sus progenitoras. Carritos de bebés, perritos atados con correas extensibles que se extendían y extendían...
Uy mira, el jardín escénico(un parque muy bonito del que me han hablado muchísimo pero que aún desconozco), pues voy a entrar a ver si lo veo. Prohibido bicicletas y mascotas. Bueno pues nada, ya lo dejo para otro día.
Hipercor. Rotonda. Calle de enfrente. Vaya, pero si no tiene salida, bueno, pues sigo por aquí que parece tranquilito.
¡Santosielo un puente! Yo puedo. Yo puedo. Yo pu e dooo. Yoo puu ee dooo... aggh...yo....siiii...pu pu aaaaaaahhhh.... me tengo que bajar de la bici y subir a pata... eso si, la bajada es espectacular...ole, ole...
Chalecitos, caminito de árboles, qué bonito es esto y qué tranquilito ¿ande andaré? no importa, esto é presioso!
Silbo, soy verano azul toda yo, Bea, Tito, Javi, el Piraña...
A lo lejos veo un stop entre la maleza y al pararme: "muebles Kacín". Me giro a mi izquierda y, oh, estoy en Guadalcacín(pedanía jerezana a unos pocos de kilómetros de la ciudad, cerca del aeropuerto)...va a ser que no sigo p'alante que me encajo en Sevilla por los carriles.
Giro a la izquierda y, qué bueno, el viento en la cara ¿en la cara? ¡¡¡De cara!!! iín, iín...no puedor, no puedor, Chiquito de la Calzá en bicicleta...jorl! A lo lejos veo un muñeco de Michelín de inmensas dimensiones presidiendo una rotonda, una especie de homenaje publicitario-lúdico festivo- a los moteros que vienen a la ciudad cuando el mundial. Me animo, me digo, dentro de poco yo no estaré como tú, gordo sonriente, eso te pasa por no coger la bicicleta...y sigo, y sigo...el Pryca tiene que estar ya cerca, pienso...no, no está cerca, ni siquiera lo veo en lontananza...voy por la acera, acera que, por cierto, está toda desbaratá...losas irregulares, unas más altas, otras inexistentes...plom, plom, plom...mi culo se siente, digo, se resiente...
Contra todo pronóstico llegué sana y salva... chorreandito entera, qué ilusión, me dije, al menos he perdido unos cuantos litros, kilos no sé, pero litros seguro.
Hoy, soy Rambo: no me siento las piernas dios mío, esto es un infierno...”
Definitivamente, como diría Obelix, que por cierto, también tiene algo de sobrepeso, “están locos estos humanos”.
Ayer se vistió de chándal. Sus deportivas, su sudadera, su cinta en el pelo para que no le molestaran los rizos en los ojos. En mi esquina del sofá la miraba más decidida que nunca, no le faltaba un perejil, incluso llevaba eso que llaman mp3 con sus casquitos en la oreja, en las orejas quiero decir. Bruno pasó de ella, sabe que su voluntad se quiebra cada vez que piensa o habla de deporte, no lo ve ni por la tele porque se cansa. Aún así la escuché, merecía una oportunidad.
“Querida Laura, como quiera que veo como mis grasas se acumulan cada vez más en mi barriga, he decidido, en un arranque de voluntad, que voy a volver al gimnasio.
Pero me da pereza. Con la tarde tan bonita que hace. Meterme allí, aquello tan cerrado, esa música tan fuerte, chimpúm, chimpúm. No, mejor me voy con la bicicleta al aire libre.”
Y se marchó. Iba contenta, así que supuse que esta vez funcionaría. Me eché a dormir un rato.
Al volver me contó su odisea:
“Cogí por la Avenida( en Jerez, aunque hay otras, esa es la Avenida, como si fuera la única) con la sana intención de ir por el carril bici ¿carril bici? ¿eso qué é? como quiera que intuía alguna que otra línea amarilla iba sobre ella, igual que Milikito siguiendo la raya blanca, pero en amarilla.
Mientras, iba esquivando señoras que no entendían de colores, niños que hacían zig-zag entre las piernas de sus progenitoras. Carritos de bebés, perritos atados con correas extensibles que se extendían y extendían...
Uy mira, el jardín escénico(un parque muy bonito del que me han hablado muchísimo pero que aún desconozco), pues voy a entrar a ver si lo veo. Prohibido bicicletas y mascotas. Bueno pues nada, ya lo dejo para otro día.
Hipercor. Rotonda. Calle de enfrente. Vaya, pero si no tiene salida, bueno, pues sigo por aquí que parece tranquilito.
¡Santosielo un puente! Yo puedo. Yo puedo. Yo pu e dooo. Yoo puu ee dooo... aggh...yo....siiii...pu pu aaaaaaahhhh.... me tengo que bajar de la bici y subir a pata... eso si, la bajada es espectacular...ole, ole...
Chalecitos, caminito de árboles, qué bonito es esto y qué tranquilito ¿ande andaré? no importa, esto é presioso!
Silbo, soy verano azul toda yo, Bea, Tito, Javi, el Piraña...
A lo lejos veo un stop entre la maleza y al pararme: "muebles Kacín". Me giro a mi izquierda y, oh, estoy en Guadalcacín(pedanía jerezana a unos pocos de kilómetros de la ciudad, cerca del aeropuerto)...va a ser que no sigo p'alante que me encajo en Sevilla por los carriles.
Giro a la izquierda y, qué bueno, el viento en la cara ¿en la cara? ¡¡¡De cara!!! iín, iín...no puedor, no puedor, Chiquito de la Calzá en bicicleta...jorl! A lo lejos veo un muñeco de Michelín de inmensas dimensiones presidiendo una rotonda, una especie de homenaje publicitario-lúdico festivo- a los moteros que vienen a la ciudad cuando el mundial. Me animo, me digo, dentro de poco yo no estaré como tú, gordo sonriente, eso te pasa por no coger la bicicleta...y sigo, y sigo...el Pryca tiene que estar ya cerca, pienso...no, no está cerca, ni siquiera lo veo en lontananza...voy por la acera, acera que, por cierto, está toda desbaratá...losas irregulares, unas más altas, otras inexistentes...plom, plom, plom...mi culo se siente, digo, se resiente...
Contra todo pronóstico llegué sana y salva... chorreandito entera, qué ilusión, me dije, al menos he perdido unos cuantos litros, kilos no sé, pero litros seguro.
Hoy, soy Rambo: no me siento las piernas dios mío, esto es un infierno...”
Definitivamente, como diría Obelix, que por cierto, también tiene algo de sobrepeso, “están locos estos humanos”.
