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Soy una perra mestiza. No creo en las razas, si en las especies. Y en las especias...porque yo soy especial.

domingo, 1 de febrero de 2009

De algodón y de espuma



Rondaría los siete años. Probablemente menos. Mi hermano acababa de nacer. Era más grande que los muñecos con los que jugaba por eso me era tan difícil poderlo coger entre mis brazos. Además se movía y solo lloraba para engancharse a la teta de mi madre. Yo le observaba chupar y desbordarse de leche por la nariz. Fue entonces cuando me enseñaron una foto mía de pequeña. Porque yo no recordaba haber sido semejante trozo de carne con ojos que solo sabía mamar y dormir.
Y me vi en blanco y negro repantingada en un sillón con los ojos abiertos de par en par. Una cara de ángel, no por bella o singular, por lo que me recordaba a las pinturas de las iglesias, a las imágenes de las iglesias, así de ensimismada. Así de feliz y satisfecha. Así de regordeta y pelo alborotado. Así de simple.
Fue entonces, creo recordar, que durante el verano me dediqué a soñar que podía vivir en una nube. Ellos podían. Los ángeles. Me tumbaba boca arriba en el jardín y, además de componer figuras con ellas, me imaginaba saltando de una en otra. Porque eran de algodón. O de espuma. Y yo también podía. Entonces veía el mundo desde arriba. Mi mundo. Solo mi perro sabía donde estaba porque me ladraba de vez en cuando para avisarme de la presencia de algún entrometido. Bajaba y hacía como la que no estaba. Como la que nunca había estado. Solo nosotros conocíamos el secreto. Solo yo podía ver a todos desde lo alto. El niño bajo la sombra de los pinos pataleando al viento. Mi madre regando con la manguera empapando la tierra y las hormigas que salían despavoridas. Mi padre recostado unos minutos como si no estuviera dormido. Dormido.
En mis viajes sobre el limbo, porque nadie había dicho todavía que no existiera, llegué a alcanzar tal técnica y destreza que ya no necesitaba un césped o una nube concreta en la que posarme. No tenía siquiera que cerrar los ojos para que el algodón hecho de espuma fresca me arropara. Para hacerme acompañar de quien quisiera.
Si te veo y no te miro. Si te oigo y no te escucho, ládrame como si fueras un perro para avisarme de la presencia de algún entrometido.

15 comentarios:

VIVIR dijo...

Muy bonito sobrina... eres genial y ¡ojo!... muy clara... muy cristalina... es un manifiesto de tu personalidad...

Un beso "pa ti" y un abrazo para el Sr.Esteban....

Laura dijo...

Alto y claro...¡recibido!

Paco Guerrero dijo...

tus palabras son transparentes como tu alma de nube.
un abrazo con lluvia de fondo.

Marga Fuentes dijo...

Te leo en este nevado domingo y me encanta cómo lo has escrito. Eres valiente, Laura. Un beso con cariño

Anónimo dijo...

Emmm, creo que..., si eres su sobrina (VIVIR)... eso nos convierte a tí y a mí en primas, ¿que no?
Con mucho arte, prima mía de mis entretela!! Ole!

Laura dijo...

Paco, aquí también llueve y hace viento...y me encanta.

Marga, gracias por lo de valiente...no tanto...jajja

Leyendas, va a ser que si "primita" jajjaja

~ R ~ dijo...

Es cierto cuanto contáis aqui, mi Señora, pues este servidor Vuestro muchas veces os observó sonriente desde su propia nube,... yo también me tumbaba sobre ellas.

Expresiones de algodón varias.

Arwen dijo...

Muy bonita entrada Laura..ensoñadora entre nubes de melancolia recordando tu linda niñez...muy bien expresada, te mando un abrazo gordote!!!!

Alfonso Saborido dijo...

Me has recordado a mí de pequeño, que vivía en el campo. Me he fijado mucho y me fijo en las nubes (no sólo me gusta el cielo de noche, sino de día también), sus formas. Siempre he visto figuras. También me reía con Heidi cuando la veía navegar por las alturas, y me hubiera gustado ser como ella. Y mis pesadillas, las grandes, tuvieron a las nubes como protagonista: soñé que se caían, y no se me ha olvidado el sueño.
Pero sí, son como de algodón. Como Platero, forma parte de mis neuronas infantiles.

Diana dijo...

Ouh, ¡Qué encanto de blog tienes!
Muy sincero y del alma.

Qué estés bien, un beso.

Arantza G. dijo...

Qué bien vivir en las nubes...
De pequeña miraba al cielo y al descubrir las diferentes formas de las nubes me volvía como loca, reía y saltaba...tonta de mí, quería llegar allí arriba, tal vez para ver las cosas desde lo alto.
No sé, creo que debería hacerme ver por un médico. Ja,ja.

yoyoyo dijo...

preciosa la última frase.

Laura dijo...

Ay mi Capitán, ya decía yo que sentía que no estaba sola.

Arwen, recordando mi niñez y recordando la de veces que estoy en las nubes ya de mayor...porque cuando no me gusta lo de abajo prefiero mirarlo desde otra perspectiva. Otro abrazo para ti.

Alfonso, pues espero que a partir de ahora, las nubes que aparezcan en tus sueños, no sean pesadillas.

Diana, bienvenida a esta tu casa. Estos días ando bastante liadilla de trabajo, pero en cuanto me desenlíe me paso por la tuya a saludarte.

Arantza, qué dices, ¿que te vea un médico? ¡anda mujer! ya quisiera yo que todos los "locos" del mundo fueran como tu o como yo....mejor nos iría a todos. Sigue riendo y saltando como loca pero sin el "como", y que no se nos olvide nunca salta y reir. Un beso amiga.

Yoyoyo...¿a que si? jajjaj la última frase es sentencia jjajaj...
Un beso.

YAIZA dijo...

Me ha gustado mucho como has descrito esos recuerdos.
A mi siempre me ha gustado soñar mirando al cielo y ver esas nubes bailando al son de mis recuerdos.
Un beso.

Mónica dijo...

Me ha encantado leer tus letras de algodón y espuma. Un abrazo y feliz jueves.